A la hora de elegir los materiales de nuestro nuevo baño, hay un elemento casi igual de importante que el inodoro o el plato de ducha. Hablamos del lavabo, una de las zonas que más sufre el uso continuo al que lo sometemos. Por eso, la elección de su material hay que tomarla con cuidado, prestando atención no solo al diseño sino también al baño al que lo vamos a destinar, pues no es lo mismo un baño principal que uno de cortesía o el de una segunda vivienda. ¿Cuántos materiales para el lavabo conoces? Si te quedaste en los de porcelana, este artículo te interesará.
Lavabo de cerámica/ porcelana
Son los más conocidos y usados, de aspecto blanco y brillante. Antes que nada, no debemos confundir la cerámica con la porcelana, pues esta última es más fina y tiene un aspecto más depurado. Entre sus principales ventajas está su alta resistencia a las manchas y a la humedad, así cómo su dureza. Es también una de las opciones más económicas.
Entre sus desventajas, podemos resaltar su falta de innovación. Ante la creciente aparición de nuevos materiales y opciones, la porcelana se ha quedado relegada al diseño de baños más sencillos o que cuentan con un menor presupuesto.
Lavabos de solid Surface
El Solid Surface se trata de un material que combina resinas y cargas minerales, obteniendo un producto fácilmente identificable por su blancura y aspecto mate.
Al tratarse de un material no poroso, es muy resistente a la humedad y a las manchas. Puesto que es fácilmente moldeable, es la opción perfecta para lavabos de grandes dimensiones con un aspecto totalmente uniforme. Además, es muy fácil de limpiar y reparar.
Pero a pesar de su alta resistencia a las manchas, es menos resistente al calor. Si usas secadores o planchas de pelo con frecuencia, es recomendable que usemos algún tipo de protector si no queremos dañar su superficie.
Lavabos de cristal
Si buscas un lavabo que marque la diferencia, los lavabos de cristal templado pueden ser tu mejor opción. Destacan por la variedad de acabados y formas, ya que se pueden fabricar en multitud de colores y diseños.
Aunque es un material muy resistente y fácil de limpiar, bien es cierto que hay que limpiarlo con mayor frecuencia que otros tipos de materiales.
Lavabos de mármol
Si bien son una de las opciones más caras del mercado, son lavabos perfectos para conseguir un baño elegante y sofisticado.
Destacan por la gran variedad de acabados y modelos: tacto seda, brillante, apomazado… Es además un material duradero y suficientemente resistente. Sin embargo, y al ser un material natural, es más poroso que otras alternativas. Esto lo hace menos resistente a las manchas y arañazos, por lo que si queremos mantener sus propiedades deberíamos periódicamente aplicar un material de sellado.
Encimeras laminadas o de madera
Hablamos de maderas y laminados tratados para ser más resistentes a la humedad. Son una de las opciones más recurridas si buscamos colocar un lavabo sobre encimera.
Aunque vienen ya tratadas y cada vez dan un mejor resultado, no son la opción más adecuada para un baño de mucho uso. Con el paso del tiempo, el laminado suele desgastarse y son más difíciles de reparar. Sin embargo, son una opción económica y muy fáciles de instalar.