
Aunque el agua que llega a nuestras casas es totalmente salubre, muchas veces ya sea por la dureza del agua (presencia de cal) o por la mayor concentración de cloro, hace que ésta tenga un sabor poco agradable.
Esto, sumado a la a veces incómoda tarea de comprar y cargar gran cantidad de agua embotellada, hace que nos lleguemos a plantear la posibilidad de instalar un sistema de osmosis inversa debajo del fregadero u optar por un sistema de filtración de agua. Pero, ¿sabes cuáles son las diferencias entre uno y otro? En este artículo queremos ayudar a despejar vuestras dudas.

Sistema de osmosis inversa
La osmosis inversa consiste en, mediante una serie de filtrados, eliminar sustancias como cloro, nitratos, partículas o impurezas del agua potable que usamos para beber o cocinar.
El pequeño dispositivo doméstico que instalamos en nuestra cocina, va situado debajo del fregadero. Capta el agua de la red y, haciéndola circular por un circuito con distintos niveles de filtrado, nos devuelve agua totalmente osmotizada.
Este filtrado se realiza a través de una membrana semipermeable que elimina las sales, un filtro de sedimentos que retiene arena y pequeñas partículas y, dos filtros de carbón que eliminan olores además de otras partículas y cloro. Además, y según el modelo que vayamos a instalar, también pueden contar con un pequeño depósito que almacena agua ya filtrada o incluso una pequeña bomba de presión de agua. En todos los casos, se ha de instalar un grifo dispensador Si queremos evitar agujerear el fregadero y optimizar espacio, podemos optar por un grifo de doble vía (un lado abre agua osmotizada y el otro agua sin filtrar). Al estar el sistema conectado al desagüe, el agua residual con los deshechos filtrados, desagua directamente.
Aquí es donde se encuentra el principal inconveniente del sistema de osmosis inversa, y es que para obtener un litro de agua osmotizada, la OCU calcula que se pierde “entre el 80% y el 90% del agua que entra en el circuito de filtrado”. Otra de sus grandes desventajas es el excesivo filtrado que realiza, pues entre las partículas que elimina se encuentran minerales y otras sustancias que nuestro organismo necesita.
Aunque su instalación y funcionamiento es bastante sencillo, requiere de un mantenimiento periódico que implica cambiar los filtros por lo general una vez al año. Lo mismo ocurre con la membrana, habrá que cambiarla pasados unos 2 años.

Sistema de agua filtrada
Los sistemas de agua filtrada se basan en un cartucho que consta, por lo general, de una membrana, un intercambiador de iones y un filtro de carbón activo que eliminan impurezas orgánicas como arena y reducen la cal y metales pesados, como plomo o aluminio.
A diferencia del agua osmotizada, estos filtros no purifican el agua, sino que únicamente la filtran. Son los sistemas de osmosis inversa los que nos permiten obtener agua pura.
Generalmente y al igual que el sistema de osmosis, este filtro toma el agua de la red y la devuelve ya filtrada a un grifo de doble vía. Aquí encontramos la segunda gran diferencia entre un método y otro, y es que los filtros no producen ningún desperdicio de agua, lo cual los convierten en mucho más sostenibles con el medio ambiente. Por eso mismo, tampoco necesitan ningún depósito acumulador.
La mayoría de los modelos que encontramos en el mercado cuentan con un indicador que nos avisa cuando es necesario cambiar el filtro, lo cual suele realizarse una vez al año.

Llegados a este punto, ¿qué sistema resulta más ventajoso?
Los dos sistemas consiguen mejorar el sabor del agua doméstica, uno de los principales reparos que tenemos a la hora de beber agua del grifo. Pero si bien los sistemas de osmosis inversa consiguen eliminar casi cualquier sustancia presente en el agua hasta obtener agua pura (tanto buenos como malos para el organismo), los filtros de agua permiten mantener minerales y oligoelementos que nuestro cuerpo sí necesita.
Por otra parte, si nuestro objetivo es reducir el uso de plástico y evitar cargar con pesadas botellas de agua desde el supermercado, lo lograremos con cualquiera de los dos sistemas. No obstante, hay que tener en cuenta el consumo extra de agua que supone recurrir a una osmosis inversa frente a un sistema de filtrado.
Con esta breve explicación, esperamos poder haberte ayudado a decidirte por el sistema que mas se adapte a tus necesidades.